martes, 7 de septiembre de 2010

capitulo 7



Omar está muy nervioso porque sabe que doña Elena le está ocultando algo. Además está triste porque Marcos lo mira como si fuera un monstruo.
--¿¿qué es esto? --¡¡suéltala¡
Omar suelta a la empleada. Mira a Marcos.
--¡esto no es lo que parece¡¡¡yo tengo que hablar con esta señora¡¡
Marcos ve a doña Elena muy asustada y la abraza para protegerla:
--¡pues tendrá que ser otro día¡
Omar está desesperado:
--tal vez no fui muy educado pero es que...
Doña Elena no lo deja seguir:
--¡dile que se vaya... échalo... nos quiere hacer daño¡¡¡
Marcos lo mira con rabia pero no hace nada.
--¡yo he venido aquí para averiguar algo... quiero hablar con los dueños de la finca... tú eres el hijo de alguna de las criadas? –pregunta a Marcos.
Marcos no le contesta, le deja que crea lo que quiera. El guapo negro mira al adolescente y le dice:
--dile a tu patrona que la quiero ver… yo tengo que hablar de...
Doña Elena se pone a llorar.
--¡váyase, no hay nada que averiguar... hágalo por su bien... váyase y olvídese de todo¡¡
Tanto Marcos como Omar están muy sorprendidos al ver lo alterada que está doña Elena.
--¡es que yo sé que me están ocultando algo¡¡
--¡¡no es que no hay nada de averiguar...¡¡hágame caso¡
Doña Elena está muy angustiada como si temiera por algo. Está decidida a suplicar de rodillas al hombre para que se vaya pero Marcos no se lo permite.
--¡no doña Elena... usted no se tiene que humillar, si no quiere hablar con este señor pues no se le habla y punto¡¡
--llámame a la señora de la casa...
Doña Elena se acaba desmayando.
--¡eres un bruto... mira lo que hiciste¡ --le grita Marcos.
Omar quiere auxiliarla.
--¡vete, no me molestes¡ --Marcos.
Omar no le hace caso toma a doña Elena en brazos.
---hay que llevarla a su cama...
Marcos lo ve como a un salvador... se le empieza a olvidar el enojo. Lo mira ruborizado. Está sintiendo cosas que nunca había conocido. Omar se da cuenta que el adolescente lo mira de reojo pero aunque le gusta lo ve como a un niño y no le hace caso. Además está demasiado angustiado por saber lo que pasó con su padre. Omar ayuda a doña Elena a que recupere el conocimiento pero la cocinera se angustia al ver que Omar sigue ahí. Marcos le suplica que se vaya.
--dígame lo que sabe... o quien puede saber –Omar.
Muy angustiada doña Elena dice:
--nadie... nadie lo sabe... los patrones están muertos... la patrona es la segunda esposa del Patrón pero ella no estaba en ese época...
Marcos le suplica que se vaya. Omar se da cuenta que no logrará nada y decide irse. Marcos tiene el corazón dividido. Por un lado desea ir tras ese desconocido y por otro está muy preocupado por doña Elena y decide quedarse a su lado. Omar deja la propiedad en su coche. Llora de rabia:
--¡¡lo mataron, a mi padre lo mataron... pero ¿cómo hago? ¿cómo hago para averiguar las cosas? Había miedo en la mirada de ella.. será que conoce al asesino...? tal vez tenga miedo que le hagan daño... si pero si en la casa no hay nadie de esa época¡¡? ¿qué pasó?



DIARIO DEL RICARD
5 noviembre
Mi macizo pasa delante de mí en un cambio suyo de ordenador. Nos vemos.
--eh, ¿qué pasa? –me dice muy simpático y sonriente.
Después nuestras miradas coinciden cuando yo vuelvo del lavabo. Él me sonríe y mueve las cejas muy simpático. Está sentado al lado de mi prima, esto es tener suerte. Él se ha ido cuando yo cambiaba de ordenador y me ha tocado el suyo. Paso por su lado. Nos saludamos.
--nos cambiamos el sitio –le digo.
--¿qué? –me pregunta.
Lo entiende cuando me siento y entonces dice:
--pues todo tuyo.
Por cierto, hoy me acabo de fijar que en los dos cambios le ha hecho no sé qué a la pantalla.

6 noviembre.
Yo estoy en mi ordenador y veo entrar al macizo de mi vida. Me ve mientras pasa la tarjeta y me saluda como de costumbre. Coincidimos en el cambio de ordenador. Me dice “ei” sonriente. ----dentro va en manga corta pero se pone la cazadora al pasar la tarjeta. Más tarde pasa por su lado, me sonríe como siempre.
Tenía ganas de coincidir con él en la salida pero a la media he cerrado el ordenador sin pensar y él no se veía apurado. Al menos así lo he tocado. Me he despedido de él dándole un golpecito en los hombros. Él me ha respondido muy simpático. Me ha dado pena no esperarlo pero no tiene caso, eso no lleva a ningún sitio. Es mejor no acostumbrarme demasiado a él.

8 de noviembre.
Mi macizo entra. Tiene cara de frío. Me saluda. Se pone delante de mí para alegría mía. Me dice algo que no entiendo. Sonriente y para decepción mía, se levanta y es que se había equivocado de ordenador pero ¡sorpresa¡ le tocaba el de mi lado.
--es que no te fijas bien hasta que no te lo dice la pantalla...
--si bueno a mi antes me pasaba... es que a veces el orden es un poco lioso...
--claro tú ya lo tienes aprendido –dice riendo.
De vez en cuando lo voy mirando. Veo que mira pagina de torsos de mujeres. Me dice no sé qué y después “ahora vuelvo que me he dejado el cd” y para tristeza mía se va. Lleva camisa de manga larga. Vuelve 7 minutos más tarde. Él está en la puerta. Los empleados están delante del ordenador que él ha ocupado y lo miran y se quejan que se le ha olvidado volver a poner lo que cambia en la pantalla.
--¡que caradura¡ --dice uno mientras el otro lo señala a él.
Le toca lejos de mi pero veo que lo riñen por lo que ha pasado con el ordenador… él sonríe pero además le dicen que eso que hace es malo para la vista.
Al rato veo que alguien va al lavabo muy rápido y no alcanzo a ver quién es pero por si acaso lo sigo. Todo es muy rápido, cuestión de segundos. Yo voy corriendo y en medio del pasillo me topo con él que volvía. No le ha dado tiempo a nada. Así que o no era él a quien he vista y ya estaba dentro o me ha querido tender una trampa para dejarme con las manos. Yo lo he rozado con el choque. Él me ha mirado picarón.
--¿qué? dice sonriente.
Me ha mirado con cara de decir “mala suerte”.
Esto seguro que lo haya a posta. “hasta luego” –me dice.
Yo recojo con él para coincidir en la salida pero él retrocede para cambiar eso que hace en la pantalla del ordenador.
--¿te vas? –me pregunta él sonriente.
--hasta luego –me dice.
A mi no me parece oportuno esperarlo. Me quedo triste. Me hubiera gustado acompañado pero es mejor olvidarlo... Estar tan cerca de él me hace tener ganas de volver a estar con un hombre... y no... no debo hacerlo... lo prometí... me salió muy caro la primera vez... Me tengo que resignar en mirar... Mejor para que lo busco... ya estoy bien así...

11 de noviembre...
Esta tarde he podido compartir un buen rato con mi macizo. Por un problema me cambio de ordenador y oigo que alguien me dice “ey”. Me giro y me encuentro que él está muy sonriente.
--buena tarde –me dice.
¡que mono¡
Lleva un jersey rojo de mangas curta.
Cuando he vuelto a pasar la tarjeta, oigo que me dice muy simpático.:
--no te coles...
Me giro y veo que él está en la cola ya que también tiene que volver a entrar.
Me costó mucho superar eso y ahora que estoy bien.
Lleva la chaqueta puesta, está muy guapo. Que rabia que no hemos coincidido al revés, me hubiera gustado estar yo detrás para saber por fin como se llama. Me he quedado pensando en si quedarme con él como si tal cosa pero no me ha parecido apropiado, además que él me ha despedido. En fin que entre una cosa y otra la cuestión es que se me ha olvidado el ordenador que ha marcado la pantalla. He ido a decírselo a él.
--Yo he visto el 30... Ricardo, ¿no?
Al menos sabe mi nombre cosa que me hace gracia. Eso quiere decir que se interesa por mi. Al menos sabe ya más que yo. Espero que no se le olvide. Me pongo en el 30 pero no era.
--¿no era? –me dice sorprendido –pregunta ahí –dice marcando en recepción.
Yo le hago caso. Vuelvo hacía él.
--¿ya está? –me pregunta.
Le digo que era el 15.
--bueno la mitad, pero yo he visto 30. Ricardo tal y tal –me dice muy simpático.
Pone cara de decir que raro.
--yo estoy seguro que era el 30 pero será que pasas tanto que la tienes loca –dice divertido—a ti te pasa algo con el 15 ¿no verdad?
Es muy expresivo y simpático. Me encanta. Me gusta mucho las caras que pone dependiendo de lo que dice. Imprime mucho, está muy sexy esperando al lado de la impresora. Va imprimiendo varias hojas a color y a Dina3 que vale 1 euro. Se levanta el jersey, se le ve su bonito culo y mejor paquete. Después de un rato vuelve a la impresora. Veo que se estira, le veo un poco la espalda al levantársele la camiseta y me pone cachondo. Se pone la mano en la espalda. Mueve un poco el culo... ¡me encanta¡¡
Yo voy al lavabo. Me saludo muy simpático.
--hasta luego.
En mi último cambio me toca al lado de donde estaba él.
--¿te vas? –me pregunta sonriente.
A la hora de marchar él va a buscar a la chica con la que lo he visto varias veces.


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