martes, 7 de septiembre de 2010

capítulo 10



Omar está trabajando. Sudado sin camisa y con unos tejanos muy ajustados. Con él solo está otro empleado de origen oriental. Lo mira con deseo.
--podrá engañar a todos pero este en su vida había trabajado en una hacienda... es que ni sabe lo que es una vaca ni nada... el diploma se lo habrán dado en una tómbola... pero nunca había visto –va diciendo para sí—a un chico tan guapo y sólo por el hecho de poder gozar de él pues ya me vale... No me importa tener que trabajar por él y que todos crean que él hace el trabajo... tenerlo cerca ya paga todas las horas de más que tengo que hacer... yo no quiero que descubran que es un inútil para esto... a mi no me interesa ser yo el capataz... prefiero trabajar por él y tenerlo todo cerca...
Cuando ya han acabado, Omar se acerca a su nuevo amigo. Lo medio abraza. El otro enloquece por sentirlo cerca... además su fuerte olor lo llama.
--ti sí que eres un buen amigo... gracias por trabajar de más para ayudarme... sin ti ya me habrían despedido... tú sí que eres un buen amigo... –Omar.
Omar le sonríe y el otro enloquece. Van juntos a las duchas. El chico se deleita con la desnudez del negro pero lo tiene que disimular. No quiere que se le nota para poder disfrutando del momento. Omar se desnuda sin imaginar lo que el otro está disfrutando.
--yo sé que se nota que no tengo experiencia... y te agradezco que me guardes el secreto...
El chino está intrigado ya que piensa que su amigo oculta algo y trata de averiguar:
--si bueno... parece como si detrás de ti hubiera un secreto... No tienes experiencia... y me extraña que te contrataran...
Omar no quiere descubrirse pero, aunque no sabe porque sí se ha dado cuenta que el chino es su aliado, así que le cuenta parte de la historia:
--lo que pasa es que nadie me da trabajo por falta de experiencia... por eso mentí... por eso dije que tenía experiencia cuando no la tengo... No se lo digas a nadie...
--llevo días cubriéndote... si lo quisiera ya te habría echado de cabeza... Ya aprenderás...
Se duchan en duchas continuas y hablan como amigos.
--si pero es que me siento mal porque tú tienes que trabajar por los dos y los méritos me los llevo yo... te juro que cuando cobre mi primer mes te lo doy todo a ti...
--No como crees...
--claro que sí, Chino, faltaría más.
--Me basta con que seas mi amigo... aquí nadie me trataba... al ser diferente...
--Pues ya tienes un amigo en mi –le dice el negro todo desnudo y enjabonado.
El chino tiembla de deseo.


Al rato, Omar va a ir a la cocina pero se encuentra con Marcos. El chico se pone muy nervioso al verle y siempre sale corriendo. Omar ya lo sabe y ésta vez va preparado y lo agarra del brazo antes que Marcos pueda huir. Lo siente temblar, nota el tierno deseo de la mirada del chico y aunque se quiere convencer que para él sólo es un niño cada vez más los sentimientos que desprende el chico le gustan más y le están llegando bien hondo. Lo mira seductor. Marcos agacha la cabeza ya que la mirada de él le hace sentir demasiadas cosas que no entiende. Marcos se quiere ir pero Omar no se lo permite. Le divierte el miedo del adolescente y además le llena de ternura.
--no, tú no te vas de aquí...
Omar le levanta la cabeza dulcemente. Se miran intensamente. Una explosión de sentimientos estalla dentro de ellos.
--eres muy lindo...
Marcos nunca se había sentido así, está apunto de desmayarse de la felicidad. Lo mira hechizado pero siente miedo.
--me tengo que ir...
--¿por qué? Desde que trabajo aquí no me has hablado... ¿porqué?
Marcos no sabe qué decirle.
--¿será que ahora que sé que eres el señorito de la casa te tengo que tratar de usted?
--No claro que no...
--¿y entonces?¿porque no podemos hablar? ¿porqué soy un trabajador... porque soy negro?
--a mi nada de eso me importa...
Omar no deja de sonreír y esa sonrisa llena de felicidad a Marcos.
--es que tú eres mayor que yo y... --Marcos está tan excitado que no acaba la frase.
Muy dulce Omar le dice:
--Ni tanto y además yo sólo quiero que seas mi amigo... ¿no te gustaría que tener amigos?
--Yo nunca he tenido amigos...
--¿y eso? ¿no vas a la escuela? ¿no sales de aquí?
--la señora Bárbara no me deja...
--Porque tu madrastra te trata como si fueras un sirviente si no lo eres...?
Marcos siente que su corazón le va a salir del pecho. Ahora no lo deja de mirar. Está seguro, es él.
--¡si sí.... tiene que ser él... –dice para sí—él es mi príncipe... Ahora no tengo dudas... él es el hombre que me va ha venido a salvar, la criatura que llego del agua para hacerme feliz... él va a sacarme de esta casa y me va a enseñar un mundo nuevo.... gracias a él voy a ser feliz...
Con una tierna voz que golpea el alma de Marcos, Omar le dice:
--¿en qué piensas? eres tan inocente... tan...
Los dos se miran y la mirada del uno lo empuja hacia el otro. Sienten algo como mágico. Ese campo magnético que se ha creado entre los dos se rompe por los gritos de doña Elena.
--¡¡Marcos... ve a la cocina... la comida está lista¡
Marcos mira a su negro con cierto rubor y se va corriendo. Se gira y mientras Omar no deja de mirarlo sonriendo. Doña Elena se le acerca a Omar y regañona le dice:
--¡¡deje a mi niño en paz...¡¡¿qué es lo que pretende? ¡¡es que quiere hacerle pagar a él no sé que cosa?¡¡
--¡¡No sé que concepto pueda tener usted de mi... mi acercamiento hacia Marcos es sincero... él es un niño muy lindo...¡¡
--¡¡Es un niño... tú lo has dicho... y además es señorito de esta casa...¡¡
--pero nadie lo trata como eso... parece más su nieto... usted lo trata así... ¿porque nadie le da su lugar?
--no te metas en las cosas de esta casa... no voy a permitir que te burles de mi niño...
--Yo me mataría antes que hacerle daño a un chiquillo tan dulce como ése –dice teniendo muy presente la mirada de Marcos.
Doña Elena lo mira con dureza:
--¡¡que bueno que ves las cosas así... pues ni lo mires... ni te acerques a él... Cuando acabe de comer el señorito podrás pasar tú... y nunca olvides que aunque nadie le dé su lugar él es un señorito y tú un empleado y esas cosas nunca se mezclan...¡¡
Doña Elena se iba a ir pero el guapo negro la llama.
--¿qué es lo que quieres? –dice ella.
--¿de qué me tengo que vengar? ¡Que es lo que le pasó a mi padre que yo debo cobrar?¡
Doña Elena se pone muy nerviosa:
--no vuelvas con eso.
él se pone delante de la puerta para que no se pueda ir.
--ha sido usted la que pensó que yo quería usar a Marcos por un ajuste de cuentas... ¿qué pasó? ¿por qué no me dice la verdad?
--¡yo no tengo nada que decir¡¡
Omar pierde los nervios y la agarra con fuerza y le dice:
--¡¡es que la pagaron para que se calle y por eso no dice nada¡¡??
doña Elena está muy asustada. Marcos, sin imaginar nada, la llama y entonces por él, Omar la deja pasar. La cocinera se va angustiada. Omar vuelve a su cuarto llena de rabia. Golpea la pared con fuerza.
--¡¡no importa el tiempo que tarde...yo sé que a doña Elena le atormenta mi presencia y tarde o temprano hablará. Sólo tengo que esperar... esperar¡¡ --se va diciendo él que cada vez está más ansioso por saber...

Marcos está comiendo. No deja de sonreír suspirando por Omar.
--¿y a ti que es lo que te pasa, niño?
--Verdad que Omar es un chico muy bueno, doña Elena?
LA cocinera se pone muy nerviosa.
--¿porque me preguntas eso, niño?
--porque quiere ser mi amigo...
--¡él es mucho mayor que tú y es hombre... no te acerques a él... te va a hacer daño... él debe tener su novia, no es como tú. En todo caso los hombres como él sólo buscan burlarse de los jovencitos como tú¡¡¡te prohíbo que te acerques a él.
--¿tú estás enfadada con él, verdad?
--claro que no.
--No creas que no me doy cuenta que tú sabes algo que no le quieres decir... ¿qué es doña Elena?
--Nada, y menos algo que a ti te importe... calla y no te metas en cosas de mayores...
Marcos se conforma pero la cocinera se queda inquieta, teme que el secreto se vaya a descubrir.

DIARIO DEL RICARD


25 noviembre
Viniendo del veterinario con mi perro he pasado por donde vive Francisco y para sorpresa mía me lo he encontrado. Lo veo de lejos y a medida que nos vamos encontrando veo que sonríe.
--te estaba viendo y decía... parece pero no sé –me dice sobre mi nuevo look.
Yo estoy muy contento de haberlo visto. No he podido ir al Ateneu porque tenía que llevar al perro a una revisión y me ha encantado encontrar a mi macizo.
Muy simpático me dice sobre mi afeitado:
--¿te fue bien? No te causó ningún trauma, no te hospitalizaron....?
--pues no pero no me han quedado ganas de volver a dejarme barba.
--si te compensa más ir haciendo que no dejártelo crecer... ¿y el pelo te lo cortaste? Creí que te lo cortarías más... aunque te queda bien.
Yo le enseño la foto carnet de hace años y que quiere hacer pasar como actual:
--tampoco has cambiado tanto... ¿y qué? ¿paseando al perro?
No hemos hablado mucho pero si un ratito.
--bueno, ya nos veremos... ¡cuídate¡ --me ha dicho muy simpático.
Me ha encantado encontrármelo. Me gusta lo afectuoso que es. Estar con él es una inyección de ilusión que siempre va bien.

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