martes, 7 de septiembre de 2010

capítulo 11



DIARIO DEL RICARD

26 noviembre
Francisco me llena de ilusión con su belleza y simpatía. Me llena de vida y eso es justo lo que me hacía falta. Me da miedo porque estoy jugando con fuego y ya me quemé una vez. Además él no me va a corresponder ¿y entonces? ¿a qué juego? Tengo miedo al que él penetre en mi alma, a que vuelva a enamorarme de alguien que no está interesado en mi y aunque esta vez no haya engaño porque yo sí sé que él no me puedo corresponde porque tiene pareja me da miedo que Francisco penetre demasiado en mi alma y yo acabe sufriendo. Pero los que me destrozaron la vida en el pasado ya están lejos de mi, es decir que si yo tengo claro que no me tengo que ilusionar... pues no tengo porque salir lastimado. Lo peor sería que mi vida dependiera de él y luego sufriera si él se aleja de mi. No sé. Aunque mi estado de ánimo mejora y mucho cuando estoy con él, sé que mi decisión de salir adelante no tiene nada que ver con él, espero poder tener las dos cosas separadas. Luchar por vivir lo vea o no lo vea.
Hoy me sentía algo decaído y hablar con él ha levantado mi ánimo pero creo que puedo disfrutar de las ventajas de estar con él sin salir herido.
Menuda se ha armado. Él ha entrado, yo estaba en mi sitio y a él no lo dejaban entrar. Ha tenido que hablar con el encargado (aquel que dijo que era estirado). Pues resulta que se cabrearon porque el otro dejó el ordenador sin arreglar la pantalla y que el que estuvo después se quejó. Isabel era la persona que estaba en ese momento y no se quejó nada. Me he sentido muy culpable ya que si yo le hubiera pedido que lo arreglado pues no habría pasado nada. Como ya lo avisaron de que no se le volviera a olvidar pues hoy se le han enfadado y han estado discutiendo largo rato. Finalmente lo han dejado entrar. Si yo me hubiera tragado mi rabia y hubiera hablado con él a pesar de la buena compañía... le habría hecho un favor... ¡qué rabia¡ En fin todo pasa. Ya cuando puede conectarse pasa detrás de mí y me dice sobre mi aspecto sin barba:
--es que pareces otro..., no acabo de acostumbrarme.
--a mi al principio me pasaba lo mismo.
--si ya.
Al rato va al lavabo y, no podía ser de otra manera, yo voy detrás de él.
--ey, ¿qué pasa? –me dice al entrar.
Se lo ve tranquilo y como si me esperaba. Mientras no me pegue una ostia... A veces me da un poco de miedo ser descarado pero él no me hará nada y no tengo que perderme una cosa que me gusta. Así no le hago daño a nadie y paso un buen rato. Para decepción mía tiene la trompa agarrada con las dos manos y no se la veo ¡¡que rabia¡¡ Sólo le veo un momento la punta al guardársela. Es una punta gorda, grande pero ya no me ha parecido especial. De hecho ahora es él quien más me interesa y no su trompa. Ahora lo que me importa es hablar con él.
Aunque yo ya sabía lo que había pasado le pregunto lo que ha pasado y varias veces él me dice que ya está, que no quiere hablar pero yo insisto y es que quiero que quede claro que mi prima no protestó.
--si ya...
--Ellos se lo cambiaron sin preguntarle... ella no dijo nada –añado yo.
-no pasa nada...
Para no sentirme tan culpable yo le digo:
--si yo lo llego a saber te aviso para que lo cambies...
--a mi me dijeron que alguien protestó... da igual...
--no da igual... si fue culpa de mi prima claro que no da igual... pero no protestó.
Él sonríe y dice:
--son unos imbéciles.
Y yo sigo con el tema y él que no tenía ganas de hablar o que no quería tocar ese tema y yo venga a insistir. Y es que me sentía culpable. Tenía ganas de decirle que se lo arreglara y no lo hice y no sólo hubiera hablado con él sino que tendría algo que agradecerme ya que le haría ahorrado problemas... pero es que me dio tanta rabia verlo hablar con esa... No me gusta que hable con todas.
Tenía cara de cansado y estaba muy guapo tan despeinado. Los tejanos son nuevos y ajustados, no sé aunque se le remarca un poco el culo me gusta más como le quedan los viejos... Le quedan más sexys. Se va sin decirme nada y me da pena. Pero bueno al menos lo veo irse. Me gusta verle el culo mientras camina. Al cabo de un rato cuando yo ya estoy en el ordenador escucho su voz diciéndome:
--hey, compañero.
Yo lo mira alucinado y es que le ha tocado a mi lado. Pasa los números de la tarjeta de memoria, yo los mío no me los sé. No puede entrar y es que hay que poner una contraseña y con la mayúscula no funciona. Yo soy quien se lo dice.
--hey, gracias, siempre me pasa lo mismo.
De idioma elige el catalán. Está espatarrado y se le remarcan perfectamente en la entrepiernas dos bultos separados por la ralla del pantalón... ¡como me pone¡ Para tristeza mía al poco rato yo me tengo que cambiar de ordenador. Aunque no nos habíamos dicho nada yo me despido de él.
--¿te vas? –me pregunta.
--me toca cambio...
--ya nos veremos...
Y para sorpresa mía, dos horas después de la primera vez, vuelve al lavabo. A mi me ha tomado en pleno cambio (el tercero) Dejo las cosas corriendo en el nuevo ordenador y me voy corriendo tras él. Se la veo mejor que la otra vez. Es grande y gorda pero ya no se la veo tan espectacular. Debe ser porque ahora él me interesa más espiritualmente. Me gusta como es, me gusta hablar con él. Me cae muy bien. Él está más tranquilo y le hablo de mis intentos de encontrar trabajo, que he ido a todas las empresas de trabajo temporal.
--¿has ido a todas?
--bueno aún no... hay 11 y he ido a 7.
--11 de 7, no está mal –dice divertido.
Mientras se lava las manos me hace preguntas del Impem, de donde está. Seguimos hablando de las ETT. De que no me ofrecen nada...
--yo hago todo lo que me dice el impem, tengo sé lo que hay que hacer... como nunca lo había hecho.
--¿es la primera vez que buscas trabajo? –me pregunta sorprendido.
Salimos juntos y hablando de trabajo, de que algo me saldrá.
--bueno, perdona –me dice sentándose cuando llegamos a su ordenador.
Está un rato trabajando y luego se va con una chica. Está media hora con ella de cuclillas aunque parece que con cara de fastidio. Yo lo voy mirando. Cuando él me ve a veces levanta las cejas y me sonríe pero se va sin despedirse de mi ¡¡y con ella¡¡
Cuando salgo, yo voy con Isabel, ellos dos están en la puerta. Parece que no se van juntos, que irán por caminos separados. Yo paso por su lado y le toco el hombro y nos despedimos. Yo me voy más contento.. Me gusta verlo y estoy seguro que no estaría tan animado si no lo hubiera visto... aunque siempre he visto a los hombres aunque de lejos ahora ya no me importa los demás, ahora sólo me importa él. Aunque no es que lo deseo porque me da miedo que pase algo, sí creo que tengo derecho a amar sin que pase nada. Me gustaría encontrar un chico lindo que me hiciera sentir bien y bueno... él es mi candidato número 1... también el único... (También sería ver si se siente diferente al estar con uno de una raza que es la tuya... si eso importa)
Ya me había resignado a estar solo y amargado pero con Francisco estoy sintiendo ganas de vivir aunque tengo miedo que no sepa vivir si él no está a mi lado. Pero Aunque últimamente que mi estado de ánimo esté tan elevado es gracias a él yo creo que igualmente podría ir tirando sin él aunque más triste... como siempre. Bueno, eso espero. Lo que menos quiero es depender de un hombre que, ya me gustaría a mi, nunca me correspondería. Es que está vez ya ni por interés porque ahora no tengo donde caerme muerto.




En la finca de los Alsius, Bárbara y Blas están en el despacho. Se ve a Omar cargando leña. Blas se pone celoso de la manera en la que su amante mira al capataz y cierra la cortina. Luego se tira sobre ella como para mostrarse a sí mismo que la mujer es suya y que sólo él tiene derechos sobre ella. Trata de besarla pero ella lo rechaza.
--¿qué es lo que te pasa? ¡¡¿es que te cansaste de mi?¡¡te gusta otro?¡
A ella le gusta los celos de su guapo amante.
--claro que no... ¿a caso no te lo demostré anoche?
--bueno... entonces deja que te haga el amor aquí mismo... hazme sentir que soy importante para ti...
--yo no tengo la culpa si eres un inseguro, un celoso...
--No es fácil estar enamorado de una mujer como tú y sentir que no le importo...
Bárbara se ha quedado mirando hacia la ventana.
--tranquila, no nos pueden ver...
--si ya –dice pensativa --cómo va el capataz ,trabaja...?
Blas enloquece de los celos.
--¿¿¿es que te gusta...¡¡¡¡?
--¡¡que tontería es esta¡¡¡?
--¡¡no es tontería y lo sabes... he visto como lo mirabas... te gusta¡¡
--No es cierto...
Lleno de celos, él dice:
--nunca antes te habías interesado por un trabajador... tú sabes que yo no sé cómo van las cosas de la hacienda...
--no es eso –dice inquieta-- pero es que su mirada... me suena de algo... pero no lo recuerdo.
Bárbara no sabe porque le inquieta el nuevo empleado. Blas celoso dice:
--si te acercas a él lo corro...
--crees que me acuesto con todos los empleados?
-- ¡¡dímelo tú –dice él con dureza-- lo haces?
lo bofetea y se va furiosa.
--Porque siempre tenemos que discutir? –se pregunta él con tristeza.

A media tarde, Marcos va al lago. Alguien se está bañando. Reconoce la ropa de Omar. Aunque lo llama el deseo, siente miedo y se va a ir corriendo. Omar se acerca nadando y dice:
--no te vayas... tranquilo... no voy desnudo...
Omar sale, va en bañador.
--Lo ves?
Marcos no se queda más tranquilo, tropieza y Omar lo agarra para que no se caiga y casi sin darse cuenta roza sus labios con los suyos.

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