martes, 7 de septiembre de 2010

capítulo 16



Mientras casi todos en la casa duermen, Omar y Marcos están sentados bajo un árbol muy abrazados. Los dos se miran felices pero tienen miedo.
--¿y ahora que va a pasar entre nosotros? –le pregunta Marcos.
Omar lo mira triste, le da un dulce beso y le dice:
--No lo sé. Me costó mucho tomar la decisión de estar contigo, de comprender que ya no eres un niño.
Marcos lo mira beso y le dice:
--soy un hombre que te ama...
Omar le sonríe con orgullo y dice:
--tanto como yo a ti pero temo por Yazmine... ella es capaz de decirle a tu madrastra que estamos juntos... me van a echar de esta casa...
--Yo la entiendo... debe estar sufriendo mucho... debe ser duro haberte tenido y perderte... Yo me moriría si te perdiera...
El uno está muy aferrado al otro:
--eso nunca va a pasar... al contrario... tengo miedo que seas tú el que me dejes...
--Yo te amo, pero Yazmine... también a ella una vez dijiste amarla...
Omar lo mira fijamente y dice:
--Nunca... yo nunca le dijo eso a Yazmine... Yo no le prometí nunca nada... ella se ilusionó sola y me la encontré instalada en mi casa sin poder hacer nada... pero te juro que yo nunca pensé que nada serio con ella pero luego no supe como echarla de mi vida... me dio pena... Yo antes sólo tuve sexo... antes de ti... te consta que te rechacé.
--pero es que ella te lo puede dar todo y yo... a mi no me ves como a ella...
Omar no deja de acariciarlo, de mirarlo con ternura:
--a ella la veía como a una mujer con la que pasaba un buen rato, con la que me podía desahogar... tú eres la persona con la que me gustaría pasar el resto de mi vida...
Marcos está inseguro del amor de ese hombre, siente que Yazmine es una dura amenaza para él.
--Hagamos el amor esta misma noche –le dice Marcos con desesperación—¡ojalá pudiéramos tener un hijo, así ni ella ni nadie nos podrán separar nunca... ¡
Omar se ha quedado de piedra por las palabras del adolescente.

Yazmine los ha estado observando furiosa.
--tengo que jugar mis cartas bien –dice para sí-- para no perderlo. Estos adolescentes son unas locas, este niño es capaz de escaparse con mi hombre si yo hablo con la madre... es mejor que me quede quieta... que le demuestre que por este gran amor que siento soy capaz de renunciar a él... No puedo querer retenerlo a mi lado con gritos... Lo que siente por este maldito niño es más fuerte de lo que yo pensaba... ¡¡que rabia¡¡¡ ¡¡Nunca imaginé que un adolescente se pudiera meter en una relación tan sólida y bonita como la que teníamos Omar y yo nos acabara separando... Pero como que hay un gran Dios en el cielo se va a hacer justicia y esa robamaridos no se va a quedar con mi hombre...

Marcos espera ansiosa la respuesta de Omar que lo mira con ternura.
--no mi lindo, no... Yo no quiero mancillar la pureza de tu amor.
--¡pero yo te amo... no te quiero perder¡
--apenas empiezas a vivir...
--¡¡soy un hombre¡¡ --grita con desesperación.
--sí pero un hombre muy joven que no está preparado para vivir plenamente.
--pero...
Omar lo besa dulcemente, lo acaricia muy sonriente:
--eres un hombre pero yo te llevo unos cuantos años, yo tengo más experiencia, por lo tanto sé mejor que tú lo que está bien y lo que no... no tengas prisas... Nada puede contra el amor... nada...
Marcos lo mira lloroso, Omarlo besa en las mejillas para secarle sus lágrimas:
--el amor es el sentimiento más poderoso del mundo, si es de verdad nada podrá contra él...
--pero...
--Confía en mi y cree en la fuerza del destino... Si en el cielo está escrito que tú seas para mi y yo sea para ti nada ni nadie podrá con ese amor.
Marcos no está nada convencido. Omar lo besa.
--y ahora vete a dormir... ya es muy tarde.
Marcos lo mira con fastidio:
--no me trates como a un niño...
--pues no te comportes como tal... recuerda que nadie debe saber que estamos juntos... y doña Elena debe estar preocupada...
Los enamorados se despiden con un beso y un te amo y Marcos que no se quiere alejar y Omar que con una sonrisa le pide que se vaya a dormir, y mientras camina Marcos se gira y lo mira enamorado hasta que entra en la casa suspirando. A pesar de toda la seguridad que mostraba delante de Marcos, una sombra de miedo aparece en la mirada del guapo negro. Aunque le duele siente que su amor por Marcos está condenado.

Al día siguiente, Omar y el Chino están hablando juntos. Marcos observa a su amado de lejos.
--¿tú tampoco tienes familia? ¿no tienes donde ir estos días de fiesta? –Omar.
--pues... no y me alegro que tú también te hayas quedado...
Los dos se sonríen.
--¿y ahora sí me va a decir que pasó? ¿qué es eso que llegó tu mujer?
Omar sopla agobiado. En eso que llega Yazmine y quiere saluda a su ex con un beso en los labios pero él se aparte de ella.
--espero que hayas entrado en razón y te vayas hoy mismo... –le dice él.
Muy sonriente la mujer dice:
--no lo voy a hacer porque sé que no es lo que tú quieres...
--¿cómo?
--aunque tú no lo sepas deseas que me quede a tu lado...
--¡estás loca¡
él se iba a ir sabiendo que no se puede hablar con ella pero Yazmine lo agarra del brazo y dice al oído:
--cuando te canses de jugar con ese niño... cuando necesites una mujer de verdad no se te olvide que yo voy a estar a tu lado...
--¡¿cómo?¡
---hablé con doña Elena... me ha dado puesto de sirvienta... trabajaremos juntos...
--¿¡que?¡ --pregunta incrédulo.
--Puedes volver a tu cuarto, yo dormiré con la cocinera... pero cuando me quieras buscar tú hazme una señal y me meteré en tu dormitorio...
--¿a qué estás jugando?
--a nada... a que te quiero demostrar que nunca nadie te amará como yo. Soy lo que un gran macho como tú necesitas.
El chino está celoso aunque ya tenía asumido que el guapo negro nunca sería para él. Omar se va molesto, Yazmine está segura que ese hombre será para ella.

DIARIO DEL RICARD

13 diciembre
Hacía más de una semana que no veía a Francisco y me ha decepcionado darme cuenta que estaba delante de mí desde ves a saber cuánto. Yo estaba muy cerca de la entrada y es imposible que él no me viera. Me ha dolido que no me dijera nada.. Tampoco ha habido respuesta a los cuatro mails que le he enviado. El miércoles le envié uno diciéndole que lo encontraba a faltar. No me quería pasar pero tampoco quería parecer distante... No sé a lo mejor le molestó y ahora quiere marcar la distancia. Y lo logró. No me ha dejado ganas de acercarme a él. Va muy peinadito. En un momento se levanta y nos encontramos.
--hey –me dice distante y como si fuera una sorpresa el verme.
Es ya casi la hora de salir. Y yo tengo ganas de hablar con él. Me está agobiando mucho lo de encontrar trabajo y bueno le quería comentar lo que he ido haciendo. Yo voy recogiendo lentamente para coincidir con él pero parece no tener prisa. Él es el último en irse. Si se me ve el plumero que se me vea. Como ha tardado mucho en salir lo he esperado en la calle. No sé que hacía allá dentro tanto rato cuando ya era hora de cerrar de hace rato. No sé a lo mejor esperaba que yo me fuera. No se esperaba encontrarme fuera. Creo que no le ha gustado.
--hola ¿qué pasa? ¿cómo va? –pregunta sorprendido.
Él caminaba muy de prisa y yo he ido hablando mientras lo seguía. Se veía apurado. Finalmente me ha dejado:
--bueno Ricardo, que me voy que tengo prisa.
No me arrepiento de haberle hablado pero me ha dejado mal sabor de boca y no me ha quedado ganas de repetir. Me siento por los suelos. Me gustaría volver a encerrarme en mi habitación y no tener contactos con el mundo exterior y menos si eso implica mi corazón pero no quiero que luego me vuelvan a llamar loco. Sé que hay alguien que le encantaría poder encerrarme en un manicomio... aún no está satisfecha con haberme destruido... y eso que hace años que no la veo... mi tía tiene miedo de eso y por eso quiere que haga lo más parecido a una vida normal aunque sea para que no se diga que no salgo y bueno... por ella y por mi mamá que está en el cielo haré el esfuerzo... pero me dedicaré a mis telenovelas, tal vez escribiré pero no volveré a hablar con nadie y menos con él.

16 diciembre
Necesito hacer una llamada pero el móvil de Isabel no funciona y le pido el suyo a Antonia. Salgo y vuelvo a entrar al centro ya que dentro no se puede hablar por móvil. Me doy cuenta que Francisco López está al lado de Isabel (yo estaba detrás de ella) pero paso de él. Estoy en la calle intentando hablar por el dichoso aparato y oigo que alguien me llama:
--Ricardo, hey.
Lo mira y él me sonríe. Va en dirección contraria a su casa. Yo estaba bastante tranquilo pero me ha gustado que me saludara ya que yo no lo había visto y podría haber pasado de mi. Ya no es como antes, ni quiero que lo sea pero me ha hecho bien el detalle que me saludara.

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