martes, 7 de septiembre de 2010

capítulo 25



Omar está frente al lago. Grita y llora.
--¡¡aquí estás papá... este lago... es tu sepultura...¡¡¡ahora ya sé toda la verdad pero¡¡¡no me siento mejor¡¡
Omar tiene un gran dolor en el pecho. Piensa en Marcos
--¡¡se casó... se casó por dinero...¡¡
Recuerda su ternura, las veces que dijo que él quería que fuera el primero.
--¡¡me mintió, me mintió¡ se estuvo burlando de mi todo el rato... seguro que ni era virgen entonces... seguro que se regaló a todos los peones que consintieron¡¡maldito, maldito¡¡
Omar llora sangre y cae al suelo roto del dolor.

Doña Antonia y sus hijas están en comisario donde han llevado a Ricard. Las tres están muy preocupadas. Quieren verlo. No soportan que lo traten como un animal.
--pero de veras él mató a ese hombre? –preguntan las chicas.
--No, sé... no me dijeron lo que pasó... aunque sí sé que su padre lo echó de la finca por acostarse con ese capataz... pero yo no sabía nada de su muerte... aunque sí sé que pasó algo que destruyó la vida de mi pobre niño... aunque yo creí que era el desprecio del padre...¡¡no pensé que fuera ese crimen¡¡ --Antonia.
Antonia exige verlo.
--está en enfermería... parece loco... yo creo que lo trasladaremos a una clínica mental... --les dicen.
Todas están desoladas.


Marcos no se ha movido de la cama de doña Elena. Bárbara va con ella. Marcos se sorprende. Doña Elena está consciente pero no se puede mover, no se puede defender. No puede hablar.
--¿pero qué me pasa?¿qué? Me tengo que mover... me tengo que mover... tengo que decir la verdad... tengo que ayudar al niño... no le pueden hacer esto... no le pueden hacer esto... –dice la cocinera sin que nadie la pueda oír.
Marcos se sorprende al ver a su madrastra.
--¿usted?
--estoy preocupada por doña Elena... ha sido casi una madre para mi... creo que estaría mejor en una clínica... –dice con un falso cariño.
--el doctor dijo que no hacía falta.... que está en shock y que era mejor no moverla... espero que reaccione en cualquier momento.
Bárbara le pide que la deje solas con ella y Marcos no oye los desesperados gritos de doña Elena que le suplica que no se vaya, que no la deje sola con ella. Marcos se va. En la sala está Francisco con el bebé. Marcos parece que busca a alguien. En el fondo le gustaría que Omar estuviera en la casa. Se miran con tensión.
--¿buscas a alguien? –pregunta él.
--Menudo lío lo que pasó...—dice Marcos para que no se dé cuenta que busca a Omar.
--¿de veras no sabías lo de tu hermano?
--Recién me enteré...
Los dos se miran nerviosos, sin saber que decirse. Marcos sonríe al ver la ternura con la que su guapo agresor trata a su supuesto sobrino.
--es muy lindo su sobrinito... ¿sus padres murieron?
--No es cosa tuya –dice con rabia.
--¿Qué te pasa? ¿qué es eso que dijiste de tu esposa embarazada?
Francisco no contesta ya que le puede el dolor.

Bárbara está con una asustada doña Elena. Tiene una almohada en la mano y parece que la quiere ahogar.
--sabes el médico ha dicho que puedes pasar meses así... debe ser muy angustioso pero yo no me voy a arriesgar... no quiero que hables... no quiero que digas nada... aunque yo no tenga nada que ver con lo que pasó me interesa que ese degenerado esté en la cárcel, quiero que se hunda, así no me podrá quitar nada...
Doña Elena trata de gritar mientras que Bárbara le va acercando la almohada.

Francisco y Marcos siguen juntos. La tensión se puede cortar con un cuchillo. Se hace un silencio. Finalmente Marcos, que le quiere preguntar algo, dice:
--es raro verte aquí con el niño... siempre estáis encerrados...
--te molesta? –pregunta a la defensiva.
--No, perdona...
--Lo que pasa es que mi niño estaba muy nervioso con todos esos gritos y me lo bajé para que se tranquilizara.
--nadie esperaba que pasara eso... ¿y lo que dijiste de tu esposa? ¿es cierto que la secuestraron? ¿crees que mi hermano tuvo algo que ver en eso?
Francisco lo mira con desprecio y le pregunta:
--¡dímelo tú!
--¿de qué hablas?
--de que hace nada yo estaba felizmente con mi mujer, íbamos a ser padres y si no hubiera sido por ese secuestro tan cruel no te habrías podido casar con mi Bonita y reclamar tu herencia... ¡¡Bonita es mi mujer¡ ¡La secuestraron para obligarla a casarse contigo¡
Marcos no da crédito a lo que oye.
--¿¿crees que yo tuve algo que ver con eso?¡¡¿qué interés tenía yo en casarme con ella que con otra?¡ Además ¿Mi esposa está embarazada?
Son muchas preguntas que no tienen respuesta ya que Rosalinda baja en ese momento. La adolescente pide tomar en brazos al bebé. Francisco deja al pequeño en brazos de su hermana con mucha emoción. El apuesto Francisco no puede evitar el llanto al ver a sus dos hijos juntos. Marcos acaba regresando al cuarto de doña Elena justo cuando Bárbara está apunto de ahogar a la cocinera.
--¿¿qué es esto?¡
Bárbara disimula:
--le estaba poniendo bien la almohada... qué bueno que ya estás aquí...
Marcos se queda con doña Elena que respira aliviada. Bárbara se va furiosa.
--¡¡maldito niño... seguro que se dio cuenta de algo... ahora tal vez ya no pueda sacarme de encima a esa maldita negra... pero yo no dejaré que se recupere... no me da la gana que salve a ese degenerado¡¡¡debió morirse hace años¡¡ --dice para sí.
Marcos no puede creer que sea de verdad lo que le ha parecido pero es tanta la angustia que ve en los ojos de doña Elena decide que no se separará de su lado hasta que se recupere.
--yo te cuidaré... yo estaré pendiente de ti hasta que te recuperes...

Nuevamente en comisaría, Ricard ha permanecido inmóvil en una cama de enfermería. Lo han dejado ahí porque parece como loco, parece muerto. Recuerda los gritos de Francisco y Omar. Ya no tiene fuerzas para luchar por su vida, por su libertad. Como parece ido, no extreman la vigilancia, así que el hombre, como un alma en pena, logra llegar hasta el armario donde tienen las medicinas y se hace con un frasco de las que le parece más peligrosas. Se las toma todas las que puede, esconde el frasco y vuelve a su cama. Actúa como una máquina, nadie se ha dado cuenta de nada. Su familia espera en la sala de espera, desea verlo. Antonia y sus hijas están muy angustiadas. Pronto el dolor y el luto teñirá sus vidas cuando una enfermera encuentre el cuerpo sin vida del atormentado Ricard..... ................................

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Marcos recibe la visita de Omar. Lo recibe delante del cuarto de doña Elena. Lo trata con mucha dureza. A los dos les duele ese amor que todavía sienten el uno por el otro y tratan de ocultar.
--¿¡que es lo que quieres?¡¡ ¡dilo rápido que quiero ir con doña Elena...¡¡
--aún no se recupera...?
--¡¡ya ves que no¡¡
--debe ser la culpa... los remordimientos porque ella fue cómplice del asesino de mi padre...
Marcos lo bofetea:
--¡¡te odio¡
Omar lo agarra del brazo y le dice:
--¡¡ya ves que todo se paga... espero que no tengas nada que esconder... que tú no supieras lo que hizo el maricón de tu hermano¡
--¡¡ya te he dicho que yo no sabía que tenía un hermano, aún me cuesta creer que deberás tuviera un hermano¡¡cómo ves no he ido a su entierro... No comparto lo que hizo... no lo apoyo... aunque tampoco te apoyo a ti... lo que me hiciste fue una bajeza...
Omar lo mira como si él fuera la víctima:
--¡¡eres un descarado... te has vendido por dinero... te casaste por una herencia ¿y me reclamas a mi¡¡?
--¡¡tú te fuiste y me hiciste creer que me habéis hecho tuyo a la fuerza¡
Omar se le ríe con amargura:
--¡es la peor excusa que he oído nunca... te odio como antes te amé pero no te preocupes... no te volveré a buscar¡¡¡no nos volveremos a ver¡¡
Omar se va dejando a Marcos llorando recordando los momentos más tiernos que vivieron juntos. Unas lágrimas se escapan por el rostro del guapo negro aunque él lucha porque no sea así.


Bárbara está en su habitación. Cae sobre la cama riendo.
--¡¡muerto... muerto... ese estúpido era más idiota de lo que creí... peor que el padre... Me he librado de todos los que me molestaban y sin hacer yo nada... Marcos será el siguiente... una vez tenga su herencia me lo sacaré de mi camino... si no se muere naturalmente como sus padres y su hermano ya lo tendré que ayudar...
La mujer ríe como una loca.

Francisco se sorprende cuando le dicen que tiene una visita. Deja a Rosalinda con el bebé, le pide que vayan con Bonita. Luego va a ver a la visita. Se sorprende al ver a Isabel.
--¿tú? –dice él.
--¿me conoces verdad?
Con rencor él dice:
--claro eres la prima de ese asesino...
Sin poder ocultar su dolor, Isabel le dice:
--mi hermano pagó por lo que quiera que hizo... y pagó hace muchos años... aunque yo te doy mi palabra que era buena persona... Él no tuvo nada que ver con lo de tu esposa... me gustaría que leyeras esto... es su diario...

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